Pierre Delbarre, médico del Hospital Cochin Park Royal de París (Francia) , ha investigado los efectos que tienen las vacaciones sobre la salud. Y ha llegado a la conclusión de que sufriríamos menos enfermedades si tomáramos nuestras vacaciones en lapsos cortos y frecuentes. Delbarre recomienda que se tomen al menos dos o tres periodos de vacaciones de entre ocho y diez días por año. En general, los españoles parecen seguir esta tendencia: según una reciente encuesta de Voyage Privé realizada entre sus miembros españoles sobre las preferencias de cara al verano, cerca de un 70% de ellos respondió que se iría de vacaciones estivales sólo una semana.
Las clásicas «escapadas» de fin de semana también son positivas, de acuerdo con Delbarre, que además asegura que «en vacaciones debemos encontrarnos a nosotros mismos en lugar de perdernos«, y que habría que hacer actividades que aporten cosas que normalmente faltan en nuestras vidas, ya sea saltar en paracaídas para personas que llevan una vida rutinaria, o salir al campo en el caso de sujetos que pasan todo el año en una gran ciudad.
Otro estudio científico, realizado por Jeroen Nawijn, revela que las quejas por salud suelen surgir a las dos semanas de volver de unos días de descanso, es decir, cuando comienzan a desaparecer los síntomas positivos que producen las vacaciones. Sin embargo, el efecto positivo del descanso se puede prolongar con ciertos trucos. Por ejemplo, estudios realizados Donald Redelmeier y Daniel Kahneman, de la Universidad de Toronto (Canadá), conducen a una conclusión : hay que aplicar la regla del «peak-end», es decir, tener una experiencia intensa o simplemente distinta poco antes de terminar las vacaciones, sean éstas de una o de dos semanas. De esta forma se generan recuerdos más positivos y duraderos.
Por su parte, Charlotte Fritz, de la Universidad Técnica de Braunschweig (Alemania), ha realizado diversos estudios para estudiar los efectos de las vacaciones en la salud y ha llegado a la conclusión de que lo mejor son las «experiencias de aprendizaje», ya que adquirir nuevas destrezas, por ejemplo haciendo un curso de idiomas o de alpinismo, parece reducir los niveles de agotamiento y reducir el estrés relacionado con el trabajo al volver de vacaciones.